Todas las mujeres, por el sólo hecho de serlo, son madres y esposas. Desde el nacimiento y aún antes, ya formamos parte de una historia que nos conforma como madres y esposas (Lagarde, 2003). No necesitas tener una relación conyugal (ser esposa) o hijos para serlo (ser madre). Es la condición genérica de la mujer. Nuestra “feminidad destinada”.

Entonces me preguntó, ¿qué significa ser madre?, ¿cómo se determina desde el momento que nazco el deber de parir para el otro (la sociedad) ?, ¿A eso se reduce mi significado como persona y ser mujer?, ¿Cuáles son los símbolos de la sociedad que perpetúan la maternidad?, ¿Qué interacciones moldean para dicho “destino” inquebrantable? y ¿cuál es la reacción de las mujeres ante está responsabilidad predispuesta? Esperemos poderlo responder, a continuación, el intento.

Un texto de Arantxa Machado Arellanes

En la ciudad hay una serie de fronteras imaginarias que operan según las experiencias y las instituciones que son más comunes para quienes las habitan; pero también hay imaginarios que nos envuelven a todos sin importar esas fronteras. En este artículo se presentan cuatro casos en los que se nota la influencia que tienen los imaginarios urbanos en la apropiación de lo común en el caso de Guadalajara. Invito a pensarlos como ejemplos de retos o puestas en evidencia de la fragmentación imaginaria de la ciudad.

Un texto de Christian O. Grimaldo